La historia de IWC Schaffhausen es bastante singular: con un creador estadounidense pero una empresa ubicada en Suiza, es una especie de reverso del sueño americano. El fundador, Florentine Ariosto Jones, se trasladó de Estados Unidos a Suiza en 1868. Su propósito: combinar las tecnologías de producción estadounidenses con los conocimientos relojeros suizos. A raíz de esa historia, la empresa recibió el nombre de IWC : International Watch Company. La empresa se fundó entonces en la ciudad suiza de Schaffhausen, donde sigue teniendo su sede hasta el día de hoy. Por aquel entonces, en 1875, apenas acogían a 200 empleados, mientras que hoy en día no menos de 700 trabajan para la empresa. Cinco años más tarde, el fabricante de maquinaria Johannes Rauschenbach se hizo cargo de la industria, pero no por mucho tiempo; en 1905, su hijo le sustituyó al frente de la misma. Será el último propietario privado de IWC.Como ejemplo de innovación que es IWC, la marca siempre ha puesto el listón muy alto en cuanto a diseño creativo y calibres de alto rendimiento. En 1915, la marca suiza fue la primera en iniciar la producción de los dos primeros movimientos reservados exclusivamente a los relojes de pulsera: el calibre 75 (sin segundero) y el 76 (con segundero pequeño).
Y en 1931, el diseño y la capacidad de los relojes IWC se actualizaron de nuevo: los nuevos relojes rectangulares albergaban el nuevo calibre 87 en forma de tonel.Años más tarde, en 1936, el lanzamiento del primer "Reloj especial para aviadores" anunció el inicio de una nueva era: con un bisel giratorio con una flecha marcadora para registrar los tiempos de despegue, así como un escape antimagnético, este flamante reloj está listo para el despegue.